Hace dos años, un destacado urbanista tapatío fue invitado por la Universidad de Guadalajara para que planteara ante un grupo de asesores del Centro Cultural Universitario (CCU) la visión de futuro de la perla de occidente. El urbanista comenzó hablando del Guggenheim en la barranca, siguió con el tema de Arcediano, una presa con una cortina de 120 metros que aseguraba el agua para la ciudad los próximos 40 años. Repasó Puerta Guadalajara y siguió con el rescate del parque Morelos y la Villa Panamericana; después siguió con el famoso JVC y los proyectos de los grandes arquitectos del mundo, para rematar en el Centro Cultural Universitario con su Auditorio Telmex, la biblioteca, museos y salas de conciertos. Habló de un nuevo sistema de transporte, rescates urbanos, 15 estadios Panamericanos, parques, etcétera. Al terminar la charla, un francés, de los invitados, le dijo con toda serenidad: o usted nos está tomando el pelo o Guadalajara tiene algo que no tiene nadie más, pues ninguna ciudad del mundo tiene una agenda de inversión este tamaño y menos aún puede administrarla simultáneamente, y más una ciudad urgida de inversión en servicios públicos.
No se requería ser sabio para llegar a esa conclusión. La respuesta correcta era la segunda: Guadalajara tiene algo que no tiene ninguna otra ciudad del mundo; un complejo de grandeza que hace que queramos llegar de un solo brinco al piso 50. Finalmente habrá Villa, pero en el Bajío; Se harán los estadios de buena calidad y nivel, pero ninguno espectacular; no habrá Guggenheim, pero sí un museo de gran calidad arquitectónica y de tamaño que podamos costear con el presupuesto público; Arcediano será una serie de presas chiquitas; el gran sueño del JVC terminará en un estadio para las Chivas y nada más, y el CCU irá al ritmo que la habilidad de Raúl Padilla para obtener prepuesto estatal y federal permita.
No es poca cosa. Salvo la ciudad de México y Buenos Aires no hay otra en Latinoamérica que tenga tres estadios grandes de futbol (la calidad de los equipos es otro tema). Pocas ciudades tienen un centro cultural como el CCU, y el Museo de Arte Moderno y Contemporáneo en la barranca tendrá una calidad arquitectónica y museográfica igual o superior que los mejores de Latinoamérica. La infraestructura deportiva después de los Panamericanos será mucho mejor que lo que teníamos. No vamos a tener Metro, pero sí un sistema de transporte mucho mejor que el actual. Hay que ubicarnos en nuestra realidad. No podemos tener amor de ciudad grande con presupuesto de ciudad chica. La única forma de llegar al piso 50 es subiendo de uno por uno.
diego.petersen@milenio.com
20 nov 2009
COMPLEJO DE GRANDEZA
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